Qué
diría hoy D. Alonso Quijano “El Quijote de la Mancha”, de la
forma en que aquellos monstruos desafiantes creados por su
imaginación y que le propinaron tamaña paliza, se han convertido
hoy en verdaderos “gigantes” y tan reales como la vida misma.
Quizás no se hubiera enfrentado a ellos y quizás sus aventuras no
hubieran terminado como lo hicieron. ¿O quizás si?
Molinos
enormes flanquean al viajero, desafiando al viento y creando
esperanzas de un futuro más agradable. Majestuosos miran al cielo
cara a cara esperando la ráfaga que alimenta sus aspas.
De
día, un baile constante de estrellas prematuras que, al son de una
música silenciosa, crean con ayuda de la naturaleza la luz que
alumbra el camino de todos.
Paisaje
distinto, sensación de libertad que alzando la vista hasta sus aspas
convierte el viaje en un paseo donde se mezclan las estrellas de tres
puntas con trigales, girasoles y alcornoques.
En
noche cerrada, sin luna, y de nubes cubriendo mi techo, advierto como
debió sentirse Don Quijote ante sus gigantes. Mis estrellas
danzarinas se han convertido en enormes ogros cuyas siluetas se dejan
ver entre un claror del cielo. El estremecimiento me desborda y
siento miedo imaginándome sola ante tan lúgubres sombras.
Carmen
Franco S. (Respetar autoría)
Imágenes
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