OBITUARIO
Querida
Encarna:
Hace
poco más de un mes quedamos en irnos a desayunar juntas, lo tuvimos
que aplazar por motivos de tu salud. Y me he quedado esperando,
prometiste que cuando te recuperaras lo celebraríamos reuniéndonos
todos los primos, antes de que ningúna otra silla de esa mesa que
llevábamos planeando tanto tiempo para rellenar, quedara vacía.
¿Y
ahora qué?, ahora es la tuya la que quedará en blanco, ¿donde nos
dejas a los que hemos sobrevivido a tu generosidad, humildad,
vitalidad, alegría, optimismo y paz?.
Al
igual que la tía Isabel (la abuela), te habías convertido en ese
totem matriarcal para la familia, sucediéndola a ella.
Tú,
de piel timidamente rosada, ojos que hablaban sin voz, manos que
abrazaban con solo rozar, y de una calidad moral y humana casi
insuperable, Encarna, te fuiste.
Tuvo
que irse, alguien la necesitaba más que nosotros, aquellos que
creíamos ser los que más la querían. Pero estábamos equivocados,
no pertenecía a este mundo, nos la habían prestado para
disfrutarla, y llegó el momento en que tuvimos que dejarla volver a
su lugar de origen. Así y todo, los más cercanos, los que tuvieron
la suerte de despedirse de ella, saben que existió un margen de
tiempo en el que no era nuestra ni de Él, su cuerpo postrado sobre
la cama, esperaba con flores de nardos sobre el pecho.
Esperaba,
mientras ese ser encargado de fabricar las alas de los ángeles,
terminaba las suyas.
Él no
la dejó marchar hasta que estuvieron listas, entónces sí, entonces
pudo dejarnos sumidos en el dolor de la ausencia, pero con la alegría
de su legado.
Nos
enseñó la tolerancia, el amor, la amistad, la fraternidad, pero
sobre todo el verdadero significado de la unión familiar. Sus
hermanos, sus hermanas políticas, sobrinos, primos y amigos, hemos
quedado huérfanos de la mejor de las maestras en la asignatura de
los verdaderos valores de la vida.
Algunos
años mayor que yo, y desde hacía muchos más, se había convertido
para mi, en el ser humano que me hubiera gustado ser, alguien en cuyo
epitafio solo podría escribirse una frase:
“Los que aquí dejaste recibieron el regalo más hermoso de este mundo, a tí, lo demás no importa nada”
(Imagen extraida de Internet)
Carmen Franco
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