La lectura, leer,
palabras concadenadas a mí, tanto por su significado como por su
contenido. Grandeza de las sensaciones que me producen la lectura de
un libro, sólo comparable a las que provoca vivir, morir, reír o
llorar, la pasión del amor carnal, la ternura del amor fraternal. Mi
alma exhausta absorbe sus almas con cada palabra en la que mis ojos
posan la mirada en cada uno de esos personajes creados para mí, sólo
para mí. Y me siento en el sillón, y relajo mis músculos, y abro
un libro y me imbuyo en él, da igual si me parece bueno o malo,
divertido o aburrido, de todos intento aprender lo que debo y no debo
hacer para que cuando yo sea ése autor, también mi lector considere
que el libro que está leyendo fue escrito para él, única y
exclusivamente para él.
Escrito por: Carmen F.S. (Miembro del Club de Letras de la UCA y de la Revista Literaria Spéculum)
Imágen extraida de la red.
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